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Homenaje a los gudaris que murieron en la batalla de Saibigain hace 85 años

Actualizado: 13 abr 2022

Las familias quieren encontrar sus restos en la cumbre del monte de Urkiola, donde el jueves se llevará a cabo una recreación de los hechos .



El 14 de abril de 1937 fue un día lluvioso, con una climatología muy adversa. Felipe Bediaga, comandante del batallón Arana Goiri, luchaba por mantener alejadas a las tropas franquistas de Bizkaia. «La noche anterior al 14 de abril, hablando con uno de los cabezas del ejército, mi tío abuelo Felipe le dijo que el tiempo no era el adecuado para subir a la cima y que quizás era recomendable esperar a que amainara para luchar en mejores condiciones», cuenta Teresa Usaola, nieta de una de las hermanas de Bediaga. Las condiciones eran tan adversas que era «difícil luchar». «El otro cabeza del ejército le dijo que si era un cobarde y mi tío le respondió que no y que si hacía falta moriría en el intento. Y así fue», rememora Usaola.


Tras la batalla, cuando Bediaga se disponía a quitar la bandera enemiga de la cima y colocar la Ikurriña recibió un disparo que lo mató. « Fue una batalla muy sangrienta para los dos bandos, tuvieron muchas bajas. Hubo 50 muertos entre los atacantes, la mayoría los tuvo el Arana Goiri. De hecho, al monte Saibigain se le conoció como el monte de la sangre», cuenta Aitor Miñambres, director del Museo Memorial del Cinturón de Hierro de Berango, que ha colaborado con los familiares y el Ayuntamiento de Abadiño para organizar este homenaje.

Cuarenta años después de la batalla, en 1977, los supervivientes subieron a la cima de Saibigain a recordar a sus compañeros que perdieron la vida. Ahora, 85 años después de aquella subida, se va a llevar a cabo el primer homenaje oficial, concretamente, el jueves a las 11.00 horas en la cumbre del monte. «Dadas las condiciones climatológicas, no se pudieron bajar los cuerpos para su sepultura. Cuando los franquistas reconquistaron ese territorio desconocemos qué se hizo con los cuerpos. Las familias nunca consiguieron recuperar los cadáveres «, dice Miñambres. Los asistentes se colocarán junto al monumento que recuerda a los gudaris muertos en la batalla y habrá recreadores vestidos de época representando a los gudaris, milicianos republicanos y enfermeras.


Usaola cuenta que Bediaga era un hombre «culto». «Sabía bastantes idiomas, que en la época era raro, y era un hombre con mucha cultura. Luchaba por las libertades y no quería en absoluto que se impusiera un régimen totalitarista», explica Usaola, a la que su amama le ha contado muchas cosas sobre su tío Felipe, como le llama ella. Además, era un hombre que nunca desistió en la lucha. «Unos meses antes de la batalla, había recibido un tiro que le había atravesado el pulmón y según le dieron el alta se puso al frente del batallón para luchar otra vez», cuenta Usaola.


Bediaga también fue formador en el cuartel de Bilbao y sacó a la luz el 'Eusko Gudaria'. «Mi tío abuelo, cuando estaba en el cuartel escribió a sus milicianos en la pizarra el 'Eusko Gudaria' y la cantaron por primera vez por toda la gran vía de Bilbao durante el desfile. Mi tío recuperó esa canción. A partir de ahí se popularizó y se empezó a usar para arengar a los milicianos. Si mi tío no hubiera recuperado esa canción para cantarla como himno de la guerra, no se estaría cantando ahora en ningún evento porque no sería conocida», explica Usaola.


Prospección del terreno


Felipe no fue el único de la familia que tuvo un papel en la historia de la Guerra Civil en Euskadi. Su hermana Valeria Bediagaviajaba a Francia para dar información al PNV, que se encontraba allí exiliado. «Ella estudiaba en las monjas en Bilbao y tenían un convento en Francia. Con la excusa de que iba a visitar a las monjas pasaba la información. Si la hubieran descubierto la hubieran fusilado», relata Usaola.


«Vivimos este homenaje con mucha emoción. Mi amama siempre estuvo en la lucha por recuperar el cuerpo, pero en aquel entonces tenía mucho miedo porque podía haber represalias», explica Usaola. Además, la familia de Felipe Bediaga también quiere que se haga una prospección del terreno para intentar encontrar sus restos. «Es la necesidad de cerrar una herida que se va incorporando generación tras generación. No puede seguir habiendo cuerpos en montes o zanjas», señala Usaola.


Se cree que los restos de los fallecidos podrían estar en las trincheras, cerca de la cima del monte, «Con este homenaje, además de recordarles, pensamos que vamos a estar más cerca de ellos. Lo más probable es que estén enterrados cerca de la cumbre. Hay numerosos cráteres todavía visibles en Saibigain de lo que fue la batalla», cuenta Miñambres. Tras este homenaje, la familia confía en que se pueda seguir celebrando. «Nuestra intención es que esto se pueda repetir cada 5 o cada 10 años», cuenta Usaola.


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